terça-feira, 20 de dezembro de 2011

CONSTELACIONES CRONOPICAS






P'al cronopio de la matina y p'ala imaterialidad de Cortázar


Del negro ángel de los territorios selvajes,
vino la brisa universal de los cronopios.
De manos seguimos al pueblo que nos llamaba,
como una pareja poetica de una temprana matina.
A la grán puerta, ya nos esperávan los cronopios,
y su verde no era tan verde así como al verde lo sabemos.
Aún así, la regla es:
luego se pinte el cielo con constelaciones cronopicas,
ya estarán dormiendo los famas.
Pobres famas que se duermem rotos,
cotidianamente rotos sin saberse,
monotonos,
fríos,
previsibles,
sin aire,
a un solo paso del centro homogeneo donde todo es igual,
duros como cualquier cosa sin vida
- piedras sin sensasiones de ultraje -
hechas de un grís terrible que se difraza en superdosis de color.

Verdes: así son y así se veen los cronopios, pues que son transparentes.
En verdad - pa'que se arreglen las palabras -
son medio verdes,
pues que en el territorio de los cronopios también los colores no están bien ubicados.
Pero los cronopios no esperan nada,
ni de la vida tampoco de la muerte,
a ellos poco importan los temas de ubicación...
Ellos están colgados en una trama de sueños sin saber la verdad...
sobretodo porque no la quieren.

Cuanto más fondo se consume la noche,
aún más duermem los famas.
Y quién se cree como gente,
sigue meditando la verdad cronopica mientras duda de la verdad de los sueños cargados de este "solo-ser-gente"...
Los que los codigos llaman de sujeto...
son los famas cuando despiertan por la mañana...
Los famas en vigília es lo que la historia llama de gente.


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